La infraestructura de la educación parvularia es un elemento fundamental en el desarrollo integral de los niños y niñas en sus primeros años de vida. Un ambiente educativo adecuado no solo favorece el aprendizaje, sino que también promueve el bienestar emocional y físico de los más pequeños. Es por ello que la calidad de los espacios destinados a la educación parvularia debe ser una prioridad en cualquier sistema educativo.
Es esencial que las instalaciones sean seguras y accesibles. Las aulas deben contar con materiales didácticos que fomenten la creatividad y el juego. Los espacios deben ser amplios, luminosos y bien ventilados para proporcionar un ambiente cómodo y saludable, lo que ayuda a los niños a concentrarse y disfrutar de su aprendizaje. Además, contar con zonas exteriores, como patios o jardines, permite que los niños desarrollen habilidades motoras gruesas, lo cual es crucial en esta etapa de su desarrollo.